01/07/2024

 

Hay una historia que pocos conocen en su totalidad, y aunque tal vez suene a cuento de hadas, la realidad es otra. Esta es la historia del «Pozo de los Deseos».

Hace mucho tiempo, cuando la iglesia era la máxima autoridad y la ciencia era considerada un acto de brujería, había una joven que tenía cinco hijos que alimentar, pues le habían dicho que su esposo había ido a la guerra.

Desesperada por la falta de recursos, la joven tomó la difícil decisión de convertirse en prostituta, aun sabiendo que esto podría llevarla a la horca o a ser quemada en la hoguera. Sin embargo, el dinero no era suficiente y decidió tomar la salida más cruel y desesperada que le quedaba.

Una noche, se llevó a su hijo menor, Claudio, al bosque y lo dejó en un antiguo pozo muy alejado de la aldea donde vivían. La joven le dijo: «Quédate aquí, mi pequeño. Volveré pronto por ti, solo iré a buscar a tus hermanos». Luego, ella tomó el camino de regreso a la aldea, secándose las lágrimas con un trapo viejo que llevaba en el cuello, mientras Claudio se quedó esperando a su madre.

Pasaron tres días y el niño, agonizando por el hambre, finalmente cayó al fondo del pozo y se ahogó en el agua negra. Según cuentan, la madre regresó al día siguiente y al no encontrar al pequeño, se arrodilló y le pidió perdón, pero no obtuvo ningún perdón. Ese mismo día, ella fue asesinada junto con sus otros cuatro hijos.

El alma de Claudio quedó atrapada en el pozo hasta que un día una moneda cayó en aquella fuente de agua. Claudio le dijo al que había tirado la moneda: «Dime, ¿cuál es tu deseo?». El muchacho, asustado, respondió: «Solo quiero que me dejen de molestar». Claudio cumplió su deseo, asustando a aquellos que lo molestaban.

Así nació la leyenda del Pozo de los Deseos. Claudio, por cada deseo, recibía una moneda que lanzaban al pozo. Las cuales apilaba, esperando el día en que su madre regresara para entregárselas y así poder dejar aquel lugar oscuro y profundo donde se encontraba.

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