La eyaculación femenina y el «squirt» son dos fenómenos distintos. Los órganos que los producen son diferentes, pero ambos convergen en el climax del placer durante el acto sexual.
La eyaculación femenina consiste en la liberación de un líquido espeso y escaso desde las glándulas de Skene y de las glándulas vestibulares mayores, mientras que el «squirt» es la expulsión de un líquido diluido desde la vejiga (en el sentido estricto, no es orina, aunque los metabolitos que contiene son similares).
En términos de erotismo es algo fenomenal, pero la función de dichos eventos biológicos va más allá; al igual que el líquido presiminal en el hombre, estas secreciones femeninas tienen la función de lubricar los conductos por donde pasarán los gametos masculinos, disminuyendo la actividad bacteriana adversa (la cual forma parte de la biota normal de la vagina), y disminuyendo los efectos adversos del pH vaginal sobre dichos espermatozoides.
