12/09/2025
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Me sucedió cuando tenía doce años vivía al lado de la casa de mis abuelos con mis padres, recuerdo el día en que comenzó todo ya que me encontraba jugando en la casa de mis abuelos y ví que mi tía Irene llegó con mis dos primas Nicole y Daira; tenía mucho tiempo que no las veía sin embargo estaba muy contenta porque podría jugar con ellas.

Era la hora del almuerzo cuando mi tía comento que estaba en proceso de divorcio y el motivo de su visita era saber si sus padres le permitirían vivir ahí un tiempo en lo que ella conseguía un lugar para ellas; mis abuelos sin dudarlo le dijeron que si, que podrían quedarse ahí el tiempo que quisieran.
Para mí fue una agradable noticia ya que no tendría que jugar sola ahora estaría con mis primas.
Paso el fin de semana y mi tía Irene arregló todo para que Nicole y Daira asistieran a la misma escuela en la que yo iba, así que las tres seríamos inseparables.
Luego de una semana de que llegarán mis primas a nuestro salón llegó una chica llamada Verónica era muy extraña sin embargo al pasar de los días se hizo nuestra amiga y nos volvimos inseparables.
Nos encantaba jugar todo el tiempo después de hacer nuestros deberes.
El fin de semana se me ocurrió hacer una pijamada para compartir con Nicole, Daira y Verónica; mi madre lo preparo todo e incluso llamo a los padres de Verónica para pedirles que la dejarán venir a dormir a mi casa.
Ellos accedieron, la noche pintaba increíble; jugamos, vimos películas, comimos dulces, pero lo que nos sorprendió fue que Verónica de su mochila sacó una tabla ouija y nos preguntó si queríamos jugar, en ese tiempo estaban de moda por eso decidimos hacerlo jugar por estar a la moda.
Teníamos mucho miedo aún así nada ocurrió esa noche, se acabó el fin de semana y debíamos regresar a la escuela el día transcurrió normal incluso Verónica llevo la tabla y decidió jugar sola en el baño de la escuela pero la tranquilidad no dudaría mucho ya que esa misma noche empecé a tener pesadillas recurrentes y al despertar me encontré con la sombra de un hombre alto, delgado, con un sombrero y sus ojos rojos penetrantes no paraba de mirarme; sentí mucho miedo pero no podía gritar era como si lo hiciera pero nadie me escuchara, decido taparme con la cobija y orar recuerdo que lo único que hacia era orar hasta que me quedé dormida.
Al día siguiente asistimos a la escuela y nos encontramos con la noticia de que Verónica no aparecía, había salido en la tarde anterior de su casa con la excusa de que estaría con nosotras pero nunca llegó.
Su madre y padre no llamaron porque pensaron que se había quedado a dormir con nosotros como lo había hecho antes pero no fue así.
Nos preguntaron si teníamos alguna idea de a dónde habría ido pero no sabíamos nada, los días pasaron y la policía seguía buscando a Verónica mientras yo seguía teniendo pesadillas horribles con aquel hombre de ojos rojos.
Cierto día llegó a nuestra casa la madre de Verónica y comento que en su casa estaban sucediendo cosas extrañas y al escuchar el resto de la historia decidí hablar.
Le dije que yo tenía pesadillas con ese mismo hombre que aparecía en la casa de ellos también le conté lo que habíamos jugado y que Verónica había jugado más veces y sola en el baño de la escuela.
También le pregunté porque ellos le habían comprado esa tabla a lo que la señora me responde que esa tabla estaba en el patio de la casa el día que se mudaron desde ahí Verónica se había adueñado de ella.
Sabíamos que la policía no podría ayudarnos a encontrar a Verónica entonces mi abuela nos consiguió el contacto de una mujer que trabajaba con estás cosas espirituales.
Esa mujer nos dijo que la cosa con la que habiamos hecho contacto no era bueno que era un ente demoníaco que venía por nuestras almas y que lastimosamente ya había encontrado la de Verónica, la mujer nos dijo dónde encontrar su cuerpo.
Cuando llegamos al lugar fue algo muy doloroso y horrible, nuestra amiga parecía dormida en el suelo rodeada de velas que aún estaban encendidas y sobre sus piernas estaba aquella maldita tabla con nuestros nombres seguidos de la frase » siguen ustedes»
Nuestros padres y abuelos hicieron lo posible por liberarnos de esta entidad y por un tiempo lo lograron pero ahora que tengo una hija de doce años, me ha comentado que sueña con un hombre alto, delgado con sombrero y ojos rojos que la observa mientras duerme…..

Historia Anónima.