Le he contado a cada uno de sus 400 pétalos una historia nuestra.
Sólo el cempasúchil sabe lo mucho que me haces falta, he escondido en cada uno de sus 400 pétalos una lágrima.
Sólo el cempasúchil sabe cuánto amo el día de muertos, y con su aroma envuelve mi casa, mis manos, mi cabello, y es como si volviera a sentir tu perfume, como si volviéramos a estar juntas prendiendo el copal, preparando el mole, los tamales, el atole, el dulce de tejocote y por supuesto el de camote.
Sólo las flores saben de mis penas y dolores. Sólo ellas bailan por las tardes para alegrarme, cuando me siento solo en medio del cerro a buscarte en el ocaso.
Por eso te sigo esperando, desde hace 100 vidas y contando, porque guardo el recuerdo del cempasuchil formando caminos inmensos, que me llevan a tus brazos vida tras vida, cuerpo tras cuerpo, siempre es el cempasuchil el que nos reencuentra, en este plano y en los que vengan…
Hija de la Bordada

